miércoles, 17 de abril de 2013

Lo solemos hacer.

No nos queremos dar cuenta de que utilizamos nuestros impulsos para redactar solo, o en la mayoría de los casos, cuando estamos mal. Cuando se nos viene el mundo encima es cuando necesitamos desahogarnos, en el hombro de algún buen amigo o escribiendo en blogs si lo que no queremos es preocupar a nadie. Pero y cuando estamos felices, ¿por qué no compartimos también esa felicidad? Lo digo porque parece que estamos siempre deprimidos, nostálgicos, melancólicos o con el corazón roto. Pero no es así siempre. También sonreímos ¿verdad? Nos lo pasamos bien, tenemos nuevas experiencias, nos enamoramos y sentimos esas mariposas..o lo que viene siendo un zoológico con todas sus letras.
Así, pues, también deberíamos compartir esas experiencias para que en nuestras mentes, en nuestros recuerdos, no se queden solo los malos momentos.
Al fin y al cabo, somos jóvenes y eso quiere decir que nos quedan infinitas cosas por vivir, millones errores por cometer, muchas caídas y aún más alegrías.
Será un tópico pero, lo importante no es que te caigas o las veces que lo hagas, sino que siempre tengas fuerzas para levantarte y enfrentar un nuevo día como si no hubiese mañana, con todas las ganas que podemos poner en vivir, en disfrutar.
Y como recordatorio: la sonrisa es nuestro mejor arma.