miércoles, 17 de abril de 2013

Lo solemos hacer.

No nos queremos dar cuenta de que utilizamos nuestros impulsos para redactar solo, o en la mayoría de los casos, cuando estamos mal. Cuando se nos viene el mundo encima es cuando necesitamos desahogarnos, en el hombro de algún buen amigo o escribiendo en blogs si lo que no queremos es preocupar a nadie. Pero y cuando estamos felices, ¿por qué no compartimos también esa felicidad? Lo digo porque parece que estamos siempre deprimidos, nostálgicos, melancólicos o con el corazón roto. Pero no es así siempre. También sonreímos ¿verdad? Nos lo pasamos bien, tenemos nuevas experiencias, nos enamoramos y sentimos esas mariposas..o lo que viene siendo un zoológico con todas sus letras.
Así, pues, también deberíamos compartir esas experiencias para que en nuestras mentes, en nuestros recuerdos, no se queden solo los malos momentos.
Al fin y al cabo, somos jóvenes y eso quiere decir que nos quedan infinitas cosas por vivir, millones errores por cometer, muchas caídas y aún más alegrías.
Será un tópico pero, lo importante no es que te caigas o las veces que lo hagas, sino que siempre tengas fuerzas para levantarte y enfrentar un nuevo día como si no hubiese mañana, con todas las ganas que podemos poner en vivir, en disfrutar.
Y como recordatorio: la sonrisa es nuestro mejor arma.

sábado, 9 de marzo de 2013

¿Hasta cuando?

Ahora estoy sentada delante de esta pantalla y dándome cuenta de todo lo que me está pasando.
Creía que todo había pasado, que por fin podía ser feliz y continuar mi camino igual que él parece continuar el suyo. Pero me doy cuenta de que no. Parece que he vuelto a caer en el agujero en el que estaba hace pocos meses. Realmente, ni siquiera sé si llegué a salir de él en algún momento. Me he vuelto a estampar con el mismo muro, ¿cuántas veces van ya? Y lo más importante, ¿cuándo terminará todo?
Creía que me estaba haciendo fuerte, y sí, lo estaba siendo. Pero qué difícil es serlo siempre. Todos los pensamientos que llevo ocultando semanas parecen derramarse con apenas un recuerdo. Todo el esfuerzo que hice al engañarme no ha servido de nada. He jurado y perjurado que todo estaba bajo control, que ya todo había pasado y que solo somos amigos. Pero qué falsa soy conmigo misma.

Y ahora, de nuevo, no puedo tenerte. A pesar de ser lo que más deseo.

domingo, 20 de enero de 2013

No tiene explicación.

Uno de los dos disimula demasiado bien.
O yo finjo muy bien el hecho de que te quiera.
O tú finges no darte cuenta de esto.


El pasado siempre formará parte de ti.

¿Que es fácil olvidar? ¿Quién lo ha dicho? Aquel que no ha tenido algo importante por lo que luchar, aquel que no ha sentido querer a alguien con todo su ser, aquel que no ha tenido experiencias que hayan dejado huella, ¿no? Porque aquel que haya pasado por todo eso nunca diría que es fácil el olvido. Es más, desde mi punto de vista, nunca se olvidan las cosas importantes. Simplemente se superan, se sigue adelante, se elabora un nuevo camino por el que seguir. Pero no se olvida. 
Es como cuando te enamoras por primera vez, esa persona te marca para el resto de tu vida y siempre la recordarás, quizás al principio con dolor o nostalgia, pero después con muchísimo cariño. Como cuando vives el verano de tu vida, disfrutando con tu gente de siempre, conociendo personas nuevas que resultan ser  muy interesantes, cuando conoces a ese chico que podría ser tu "amor de verano". O como cuando tienes en tus manos las entradas del concierto de tu grupo favorito que tanto esperabas.
Esas experiencias son inolvidables. Puede que hasta te dejen vacío cuando se acaben, pero siempre te quedarán los recuerdos, por suerte o por desgracia. 
Y aunque a veces duela, debemos agradecer a nuestra mente por ser tan inteligente de guardar todos esos momentos ahí, en nuestro propio disco duro infinito.