jueves, 8 de noviembre de 2012

Nos damos cuenta.

Conforme vamos creciendo y madurando, vamos cambiando nuestras prioridades. Empezamos a ver las cosas desde otro punto de vista. Comprendemos que las cosas no son tan sencillas como que 2 y 2 son cuatro, que hay veces que no hay que decantarse por lo blanco o negro sino gris, que en un día lluvioso puede salir el arco iris. Entendemos que hay un motivo para todo, incluso para lo malo. Que hay personas que llegan a nuestra vida solo para darnos una lección y después se marchan; mientra que otras te cambiarán la vida y quedará un vacío si no están. Que hay veces que las palabras sobran y el silencio es la respuesta más clara. Que querer no es poder y que hay que luchar por tus sueños. Que todo esfuerzo tiene su recompensa. Tenemos cada vez más claro que hay que hacer las cosas por ser una mejor persona y no por quedar bien. Aprendemos cosas tan sencillas como que sonriendo todo se hace más leve. Que nunca hay que arrepentirse por nada, porque en el momento fue lo que creímos correcto. Que hay que dar más de lo que se recibe y que no hay felicidad sin un poco de sufrimiento.
Lo más importante es que siempre hay que mirar hacia delante y nunca rendirse, nunca abandonar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario